jueves, 31 de octubre de 2013

Momento A Solas Con Unos Ojos Cansados

Cuántas horas ha durado esto, esta sentencia a los sentimientos, este pensamiento desnudo; horas tan repartidas y desordenadas, tan rusas. Cuántos recuerdos a la hora de dormir ha durado esto. Será que me canso de resistir las resistencias reales y las que me he inventado, pero todavía sigo queriendo hacerlo (y siempre querré). Por eso es que escribo, aunque no parezca, porque prefiero perecer en letras que en nerviosismos, porque me salvo y salvo mis días que tanto quieren estar del todo tranquilos.


Aún con todo, me duele haber estado al lado de lo que estuve... Y recordar lo que no tengo que estar recordando. No necesitaba razones y las necesité. No tenía que haberlas necesitado. Sí duele, duele leer un puñal en el pecho.

Tantos reproches que ya ni sé para quién son. Por parecer. Por querer hacer tanto y no hacer nada. Por dejar que las palabras se las lleve el viento. Por hacer nacer la rabia. Por la insensible distracción. Por la aparente burla. Por el estrés y la angustia tan innecesarios.

¡Si sólo un día! ¡Un día el mundo estuviese lejos! La tensión, las preguntas y tanto festejo. Salir de la vida para llenar el espacio de mis tristezas. Respirar, porque respirar hace falta; no decir nada y tampoco tener que hacerlo, perderme en rayones de tinta verde y suspirar con los suspiros más hondos.

No quiero dejar rodar las lágrimas, porque no me gustan mis razones para llorar, y no me gusto, y voy deformando mis razones para gustar. Soy un manchón de unas pocas sonrisas borrosas entre tantas nítidas y verdaderas ¡Pero amo reír y me amo riendo! Y amo que me hagas la risa así.

Ay, a ver qué se hace, a ver qué se piensa, a ver qué nueva palabra saldrá de esta boca. Muero desesperadamente por las palabras para hablar lo que no hablo, como siempre. Tengo tantas ganas de perder el tiempo

Al final, lo siento. Quién lo diría que es eso lo que tengo por decir. Lo siento.



martes, 15 de octubre de 2013

La Luna

(De Jaime Sabines)




La luna se puede tomar a cucharadas
o como una cápsula cada dos horas.
Es buena como hipnótico y sedante
y también alivia
a los que se han intoxicado de filosofía
Un pedazo de luna en el bolsillo
es mejor amuleto que la pata de conejo:
sirve para encontrar a quien se ama,
para ser rico sin que nadie lo sepa
y para alejar a los médicos y las clínicas.
Se puede dar de postre a los niños
cuando no se han dormido,
y unas gotas de luna en los ojos de los ancianos
ayudan a bien morir


Pon una hoja tierna de la luna
debajo de tu almohada
y mirarás lo que quieras ver.
Lleva siempre un frasquito del aire de la luna
para cuando te ahogues,
y dale la llave de la luna
a los presos y a los desencantados.
Para los condenados a muerte
y para los condenados a vida
no hay mejor estimulante que la luna
en dosis precisas y controladas.








sábado, 14 de septiembre de 2013

Diálogos Con La Ventana IX



Raro como palabras que a punto de salir se ahogan, alientos como frases mudas que no son capaces de decirse y estallan en nada, en nada después de haberlo dado todo. Y si mis formas estallan, en vez de hablar callan o a veces dan gritos; y si desfallezco sin saberlo a mitad del camino. Y si hablo y vuelvo a hablar, fallo y vuelvo a fallar.
Qué más quisiera que ver cuando mis ojos están ciegos ¡Qué más quisiera que quitarle esta ceguera a mis labios! Borrar el daño, que mi voz vuelva a ser caricia.

Duermo sobre costumbres viejas que no dejan dejar de pensar, duermo habiendo caminado hacia atrás y no sé cómo eso me deja dormir. Pero las sonrisas van desenredando el pesado nudo en la garganta, y mi cobarde valentía, como esa que hubo una vez, tiembla exaltada y miedosa, aventurándose a regalar sonrisas.
Y si extraño, extraño tanto y no parece extraño. Y si extraña, extraña tanto que parece extraño.
Al final, eso es todo y está bien, una tarde, un suspiro o la risa, saber que por ojos brillantes todo vale, por voces tranquilas todo cuenta.


Y las letras, pobres letras mojadas y secas de esperar, imágenes en forma de poesía ajena que verso tras verso dejan ver la verdad. La esperanza aún nerviosa de dejar la frialdad. Eso es lo que hace el soliloquio interminable de pensar en soledad.


Tarde, pero llegué; ventana.

viernes, 26 de julio de 2013

Diálogos Con La Ventana VIII



Fue la noche perfecta para escribir, fue la noche última de tantas cosas, fue la noche del borde de las lágrimas secándose y volviéndose a mojar, fue noche de ideas, fue la noche de las otras. Tan igual, tan serena, tan mediana, tan callada, como regalándome sus letras para narrar, organizar, conciliar, humedecer, empañar.

Nació después de lo oscuro y sus estrellas, para dejar gritos y esperas y ser sólo eso, el mantel gigante que habría de iluminar más tarde una hoja en blanco, con pensamientos que vacilan imparablemente mientras escriben sin tinta, haciendo un camino amontonado hacia el consuelo nocturno.

Ya quisiera yo atrapar tanto pensamiento ignorante y cobarde y despertar sus necedades, hablar claro e interrumpir el silencio que hace heridas más grandes que lo que las palabras. Es esta una miedosa noche que ya no es pero que está tan viva como mis razones, es larga en el tiempo del mensaje sin respuesta y guarda impulsos sin cama. Y en secreto me ha prometido desvelos cantantes en momentos delirantes.

Están mis ojos cerca, pero de la noche, que está allá y aquí callando para hacerme hablar. Se me va la vida en noches como ésta, en las que no sé si se pasa el día y me quedé horas con más música y más quietud, hasta que se difuminan en sueños que convenientemente llegan, con más ilusiones, con más inquietud.


miércoles, 24 de julio de 2013

De Un Pensamiento Continuo Y Embelesado

La mañana me está acompañando a pensar, pensando que si pienso sola no seré dueña de mí y tantos poemas que piensan lo mismo serán los que hablen. Desesperada y dulcemente pienso en minutos rápidos y son mis pensamientos los que me dicen que los piense, porque con torpe esperanza pienso a veces en no pensar más.

Y tan inaudito es que un pensamiento pueda parar el tiempo, con tanta nostalgia como ahora y con tantas ganas de saber qué hacer. Mi mente está llena y no sólo de pensamientos, mi mente dibuja líneas cruzadas que no se entienden pero se aman, por eso pienso, porque no puedo ni pensar en dejar de pensarte.

De escritos viejos se me llena el cuerpo, de pensamientos como sentimientos inmensos que levantan los sentidos. Ya no podré parar. Por pensar en una sola cosa que es tantas al mismo tiempo, tan difíciles pero que los días parecen decir y gritar que son tan simples, pienso en cascadas que le tienen miedo al torrente. Pienso. Con la mente, con el corazón, con las manos, con los ojos.

Pienso mucho, tal vez más, y muero de pensamientos desbordados que piensan cuando la mañana se está yendo ya.



lunes, 22 de julio de 2013

No Te Doy Promesa Alguna

(De Marra PL. Lanot)




No te doy promesa alguna.
Es bastante que en este momento
te quiera como me quieres,
todo cambia y no te controlo
y no puedes poseer nada de mí
ni mi mente, ni mi alma
porque mi corazón es lluvia
que cae bajo el sol y bajo la luna
sin saber cuándo o dónde,
besa todos los árboles,
todas las mariposas,
cae en la tierra seca
para que las plantas crezcan,
cae en los ríos para los peces,
cae para limpiar las lágrimas
de los niños y las mujeres
negras por los golpes,
cae como música a los pobres
que no pueden dormir sin comida.
No te doy ninguna promesa,
mi amor, porque mi corazón
abraza todo el mundo.



martes, 16 de julio de 2013

A Las Cuatro

Todos los días merecen una tarde así. Lírica y callada. Fría y aquietada.

De manos ajadas, de versos robados y notas escondidas. De agua desvelada y piel desprevenida. De sonidos desiguales, de verdes y amarillos, de quietud con olor a libro nuevo.

Una tarde preguntona que cansada descansa. Que se oscurece en buenas letras. Una tarde como una rima perfecta para escribir sobre lo escrito. Una tarde de papel y lápiz, de palo y hoja. De olvido para olvidar y tener presente. De música en la mente. Una tarde de madrugada.

Filosófica, libre y risueña y despejada.

Con perfecta compañía, miradas entre miradas y palabras no dichas. Con ojos que buscan la forma del cielo y secretos corriendo en el aire. Con horas enredadas en minutos.

Todos los días merecen una tarde así.






lunes, 15 de julio de 2013

Des-y-sosiego

A la orilla del mar más grande, con nada más que inmensidad por delante, sin nada de lo que no necesito, asoma la mañana en colores delirantes. Y la mirada perdida prolonga el momento, como si el amor mirara y encantara, y se fuera y se quedara (allá). El cuerpo piensa, los pies caminan y los nervios se estremecen. La tranquilidad… Ella habla por sí sola.

Con escribir insumiso, con caminar impreciso, con mirar sonriso;  deseoso como flor de pétalos abiertos que busca al sol para vivir. Voy recordando aquello importante; que el corazón es ansioso, y se toma a la vida en un despiste, que el tiempo presuroso se aferra a lo que sí existe. En medio de tanto alborozo, voy lento para después correr hasta saltar al abismo. Y canto canciones vueltas memoria, y vengo a ver llover en un cultivo seco, sólo grito para oír el eco y cuento una nueva historia.  Me veo en el hilo delgado de una palabra sin pensar en después, detenida en viento pasajero; suave es el correr de mis pensamientos lozanos, y no los querría si no fuese así.

Gracias y no gracias. Con qué lucidez hablara un herido. Qué cambiante el sentir abierto de un cuadro dolido que murió sin morir. He de verlo ya en mis nuevos sueños, en donde esté más despejado el aire, donde haya risa  inmutable y se hable de detalles pequeños. De vuelta al carpe y al diem, se pasan las horas tranquilas en la viveza de una nueva ilusión. Emoción, efusión, pasión, canción.

Tengo ahora silencios llenos de poesía, tan solo hablo de sueños cual silbidos suaves, entre locura y dulces casualidades. Me escribo a mí y cambio de razones, me refugio en mis pasiones que a mi sonrisa, risa le han regalado, y una risita es sedante, una sonrisa para unos ojos es anestesia al dolor incesante. Mejor será vivir sonriendo, para poder morir de risa, de amor, de sueño y de emoción; y volver, volver a hacer que valga la pena.



domingo, 9 de junio de 2013

Antes De

Va haciéndose más fuerte, la irascible e incontenible necesidad de escribir, más ahora que mis sentimientos están afanados, que el atropello los acosa y asfixia, cuando ni siquiera tuve tiempo de terminar lo que he sido en estos días. Hago letras de la intensa emoción en una carta sin destinatario, en otro escrito más que intenta y no sabe si falla o acierta, pero intentando sigo, en medio de asuntos que no dan tiempo a la mente, porque a mi mente ahora, inundada de un solo pensamiento inmenso, la desvían del camino y no la dejan pensar. Es ése el peso que llevo a cuestas, que se agota el tiempo rehaciendo los dulces instantes perdidos en palabras, que este ahora tiene mucho por delante y a ese tanto le temo, temo a que se disipen en el los sentimientos que tendré lejos, le temo a todo lo que no haré.

Mis pasos, como mis riesgos, se hacen cortos, mis minutos son pocos; todo lo que en mi mente escribo y en mi corazón nervioso siento se hace más grande, líos convertidos en bríos. Sólo espero no me tome la impredecibilidad por sorpresa, porque quiero esperar, aún con mis piernas que tiemblan y mi respiración que tiene que aprender a respirar, quiero luchar y pararme en vez de estar sentada, pero ahora el tiempo apresura mis acciones, entonces espero, espero que la espera es lo único que hoy me queda; aunque me asuste, me estremezca y me amedrente.


Supongo que hay tiempo para un suspiro más.

sábado, 8 de junio de 2013

Cuerpo Y Alma

Quieta. Mirar la nada, mirar el viento y la voz se va despacio y no vuelve más. Hablar es ya un olvido, el olvido más penetrante y lastimero que ni la más excelsa declaración explicara, que desespera en un grito ahogado, el grito que parece en vano, porque todavía no dice nada. Yo ya no encuentro nada más que decirme. Hablar es ya mi olvido ¿La voz se fue, no es así? Si así no hubiese sido, mis movimientos sonarían dejando de estar solos, serían vistos y yo tendría cosas pequeñas. Unos ojos, unos ojos y ya. Unos brazos muy pacientes, muy pacientes y ya.

Anejado un momento estático en la mitad del tiempo, en los días a los que les sobran horas, horas que pesan, y los días que deberían durar un rato más; yo río y sonrío, yo sostengo en las manos no sólo suspiros disfrazados, sino la vida que sigue siendo mía, y que no puede ser de otro corazón.

Tal vez la madrugada traiga palabras que expliquen mejor la cualidad cambiante de mi cara, la tranquilidad que a veces flota, el desasosiego y la indeseada repetición que se convirtió ya en sentimiento. Tal vez se estremezca mi interior de una manera diferente. Si difícil es entender, cuán difícil explicar, encontrar las respuestas apegadas a sus viejas costumbres y hallarlas solitaria, porque solitarias son. No entiendo. Me preocupo. Me siento, fuera y dentro. Me siento y me siento, qué pena…


Miedo, deslizándose en las lágrimas más lentas y calladas.

lunes, 27 de mayo de 2013

Golpeando Vehemente

Busco. No encuentro entonces espero, pero qué puede ser la espera si mis pasos caminan por todos lados dilatando los momentos. Hablo más en silencio de lo que mis dudas preguntan, su respuesta no está a mi lado, ni arriba ni abajo, y respondo para la ventana con mi cara y nada más, pero sigo sin llevarme bien con mi claridad inevitable. Qué desorden por dentro, qué montón de cosas quisiese hallar para darle sentido a lo impenetrable, lo impenetrable de mi confuso sentir. Porque ya conozco palabras que no conocía antes, palabras que dan vida a la vida, pero a esto, a esta nada no han podido darle vida.

Allí está esa punzada que suprime. Una presión tan fuerte que es inexplicable. Un impulso que golpea de adentro a afuera, como fuego encendido que quiere quemar el tiempo, los lugares vacíos y las palabras secas, tal vez un llamado de mi alma nerviosa. Una opresión persistente que llega hasta donde no soy dueña de mí, hasta donde no digo mi nombre y las palabras se ahogan.

Un pensamiento solo; solo, vasto y cautivo, atrapado en el mientras de lo que vuelve. Vacío que llena por completo encerrando palabras, las que se me escapan de los dedos. Ansiedad por la ausencia que acosa mis suspiros, suspiros que son arma de doble filo a la fragilidad de la mente. Momentos tan cortos que son capaces de encerrar todo y hacer caer lo que con precariedad se sostiene. Infinidad de cosas muriendo por salir y sin poder hacerlo. Impotencia. Locuras, temores, egoísmos y ardores; todos juntos en la misma lágrima.

¡¿Qué hacer?! No puedo pensar en escribir de otra manera, esto no funcionaría abandonando mis formas que se acostumbraron a mí tanto o más de lo que yo a ellas. No quisiera yo invertir mis poemas y que para mis emociones se hagan borrosos, confusos y lejanos, tanto o más como la conmoción taciturna de ser incapaz de dar libertad a la retórica insistente.

Días silenciosamente húmedos, hechos de ese silencio agudo que sólo sabe de espera. Cuerpo tan estático y quietud tan intocable, mi cara con ganas escondidas de hablar y con otros ojos, con formas tan diferentes de tener la piel caliente en medio del frío de luna llena.

Lo intempestivo salva entonces las horas que pasan lentas y así, con el tiempo incompleto y la espontaneidad pausada, la cuestión es vivir, ineludible la noche sola. No quisiera yo demorar más a la tranquilidad… O demorarme más a mí. De la memoria inequívoca tengo risas, su sonido y su fotografía; de las notas lentas tengo mi paz todavía. La locura que aflige al insaciable es tan pesada y tan liviana, tiene fuerza por momentos, se ríe por momentos, se olvida de sí por momentos.

Otro escrito más, otro lugar que a lo sincero no asuste, que pueda con poco, porque a cada momento he debido conformarme con sentir. Es desasosiego, desconsuelo, risa, baile, pasión y dolor; que esté aquí sentada en la ironía de escribir por no escribir. Seré mejor siempre en las palabras, y sería bueno empezar a conocerlas, a las palabras que jamás voy a decir.

viernes, 24 de mayo de 2013

14

(De Roberto Juarroz)


Los poemas inacabados,
los poemas que se abandonan como una derrota,
dejan sus imágenes en algún rincón desconocido
donde poco a poco se va formando solitario otro poema,
un poema que tal vez algún día encontraremos.

Así nacen las formas en la noche,
como criaturas aparentemente descartadas.
Y no alcanza una sola mañana
para que surjan a la luz.

Las líneas de la germinación y de la espera
dibujan intraducibles jeroglíficos
sobre la piel que separa en todas partes
el silencio y la palabra.

Hasta que llega la conjunción reparadora
que viste con esa piel el cuerpo nuevo
y recoge las antiguas imágenes,
porque ninguna imagen se pierde.


lunes, 6 de mayo de 2013

Hoy




No hay final ni comienzo. Aún ahora, mis líneas todavía largas y mi tiempo todavía corto, los minutos se pierden en existencia delirante, ninguna expresión es suficiente para materializar un sentimiento y es mejor así. Sigo encontrándome en una sonrisa que ya no se pueda gastar, espero que así sea hoy y por mucho tiempo, porque no hay final ni comienzo, y mis líneas son todavía largas y mi tiempo todavía corto.

Sé muchas cosas y entre ellas sé que te he visto así antes, así como estás en el fondo, con metáforas dulces e inesperadas, respirando por placer y moviendo la vida después de encontrarla, detrás de ti con lágrimas felices y palabras que describen un día normal, entre latidos, suspirando.

Estoy acompañada de un ritmo cambiante que extravía mis razones, cobijada por la libertad, desmoronada por la ansiedad. Siempre hay tanta... tanta, tanta, tanta pregunta sin respuesta y los esfuerzos se esfuerzan por todos lados, las maneras lejanas intentan ser coherentes, yo me quedo sin palabras, pero por razones diferentes. Más fácil sería apartarse, mas que difícil desdecirse. Tan pronto busco letras me encuentro con esto, la incesante costumbre de amar los días que detesto.

Algo tenue, pequeño y gradual, sólo para poder sentir lo que se siente. Hoy ha estado temprano y el viento se ha disfrazado de nada, la tarde y la noche de hoy han sido diferentes y rigurosamente iguales; y muchos días vendrán después de hoy. Hoy como infinitos pensamientos para pensar y después, escribir.

sábado, 4 de mayo de 2013

Diálogos Con La Ventana VII




Musitando, cual secreto, he podido estar por horas, en silencio diciendo nada, porque eso me ha dicho y repetido mi cuerpo: nada. Al parecer no recuerdo, no sé cómo pero no recuerdo muy bien cómo plasmar todo esto, tal vez en mis recuerdos no encuentre nada, pero en toda mi alma encuentro terror de no saber qué pasa con las líneas adormecidas que adentro, quieren estar afuera.

La madrugada hará que de mí salga algo cuando casi tengo miedo de mí misma. ¿Cómo estar bien sin voz? ¿Cómo ganarle a un desorden desordenado mi lucha encolerizada por escribir? ¡Qué más quisiera que eso, escribir nomás!

Si existiera una respuesta a la pregunta de por qué no he podido hacer esto, un porqué pequeño pero preciso; indeseado pero terminante; así tal vez sería más fácil, mis pensamientos darían pocas vueltas y mis letras lo dirían todo, ya no estarían caminando por la piel desabrigada y yo no pasaría días repitiendo las mismas frases desacertadas.

Con frío es más honda la presión de los suspiros interrumpidos, la oscuridad golpea de adentro a afuera y son los golpes, palabras que viven en la agonía de una atmósfera callada, con afán de ser dichas en medio de su desdicha de nacer en letras que no han podido ser parte de ningún escrito.

Yo ya no puedo compartir mis días con historias incompletas, dedicatorias indiscretas y frases imperfectas. Desespero de hablar sin hablar y de que a falta de grafía mi mirada se muera por decirme algo y no lo haga del todo. Mi paz es dar libertad a esta angustia culposa que me trata como si me hubiese olvidado de sentir. ¡Siento más que nadie, más que nunca! Siento ganas de dar consuelo a lo oculto pero termino encontrando viento en las manos.

Pienso en escribir, que me salva; en la salvación de escribir. Diré todo, lo prometo, si me dan la palabra mis palabras.

martes, 9 de abril de 2013

En Reemplazo De Una Buena Letra


¡¿Con qué derecho reclamas mis sentidos?! Si se fueron y volvieron y hoy estoy parada en el punto de inicio. Mío es lo mío aun lo que fue y cuando todo lo que hay en mí es tan grande, tanto que parece desgastara;  el manoseo es de mi parte mal recibido.

No es el viento lo me mueve, no es un quiebre lo que se oye, son mis pasos pasando por encima de las dudas. Tanto que adivino alborota el temor de perder el juego de mis ilusiones, por eso no busco hacerlo, pasa solo; tengo muy claro que ya he perdido mucho sueño y más en mi respuesta neurótica a lo que supone ser simple. Y encima ¡Bueno!

Recuerdo más que recuerdos volátiles que una vez me hicieron, entre todo lo que un día a mi memoria le dio por guardar de tanto tiempo atrás, problema quizás es que siento grande o no siento, y siento a veces ser clara… Sintiendo tanta cosa tan distinta siento hasta lo impensado.

No es tan grandioso lo que hay por decir, por eso darle tantas vueltas cansa, las vueltas las doy yo y sólo yo al fin y al cabo, sin culpar a lo de otro lado. Sin culpar pero también sin gustar. Lo lastimero aquí es que poco falta para decidir que no conozco y ya no sé si quiero conocer, no así, hiriente, indiferente y egoísta.

Y pregunta por qué la rabia que la respuesta no la dirá mi boca. Callo, porque mío es mi silencio y de afuera lo que afuera muestro. Mejor dejémoslo así, digamos, por decir, que la pelea es conmigo…




lunes, 8 de abril de 2013

Al Final De Lo Indecible (Fragmento)





(...)

"Vivo ahora de una mano no pedida. Una madrugada reprimida. Una imagen perdida. Una mirada escondida. De una risa que aprisiona lo que fue. Cabeza agachada no es un signo de cobardía, es sentir lejano lo que me era fiel, risa forzada pero colmada de alegría; es sentirme extraña en mi propia piel. Existo al lado de la verdad que se volvió recuerdo pidiéndome a gritos distancia y es así como siento ahora, con furor, pero con distancia; con pasión, pero con ausencia;  con tesón, pero con paciencia."

(...)




miércoles, 3 de abril de 2013

Abrazos


Salen de manos que llevan a lugares inexplorados, de brazos que conducen por caminos sempiternos, de miradas que no saben qué es el tiempo. Ellos saben más de desasosiego y dolor que la misma tristeza, y de saber tanto de lo malo se entienden espléndidamente con lo bueno, son la música de la alegría, la risa y el amor.

Aquellos tienen la insólita facultad de encerrar en un paréntesis lo pesado y lo frecuente, paran el día y sus trajines para despertar a la vida por un momento, hasta volver a encontrar unos brazos dentro de los cuales estar. Son un estado. Enardecido inigualable, inseparable.

Un abrazo amistoso, feliz, repleto de inocencia; se queda hasta llegar al alma y no le importa esperar los casi imperceptibles segundos que alcanzan a formar una sonrisa. Lo más lindo que existe, pueden hacerse tan sublimes, o tan risueños, o tan oportunos, o tan tiernos, o tan desinteresados, o tan perfectos; eso son siempre, perfectos. Lo más lindo que existe.

Pueden empezar de incontables maneras, poco a poco van reconfortando. Qué feliz sentirse dentro de un abrazo que de dos haga uno, uno de los que no sólo abrazan por fuera sino que abrasan por dentro. Bautizan con otro nombre. Luego, se tiene entre las manos. En pleno momento de detención no hay nada en qué pensar, no existe nada más que el calor en el calor y la concentración de los segundos que mueren por detenerse.

Y allí de repente, un respiro. Después de ser envuelto se respira con los ojos cerrados, lentamente, sin afanes, como si el cuerpo no pudiera moverse más que para respirar y se hace presente el estático sentimiento de estar acompañado, percibir la respiración como el acto más sincero de conmoción. ¡Cerrar los ojos, viendo con mucha más claridad al cerrar los ojos! ¡Apretar los brazos, mover un momento las manos por la espalda… Y Respirar! Con tranquilidad que no se finge.

Otros cuantos en la noche, porque esos tienen algo más, un no sé qué que regala más minutos a la penumbra, que saca sonrisas que no se ven. Esos nocturnos sí que mueven lo profundo, de una forma que no es ni será explicada pero va más lejos, son más cercanos y de ir acercando brazos terminan cara a cara, para dormir y no dormir, para dormir en encierro impávido… Como para desear que la noche nunca terminara.

La piel ya no es la misma y los ojos son dos brillantes fuentes de ilusión. El corazón está hablando solo. El momento envolvente se repite en el cuerpo y en la mente, un momento que perdure hasta en lo que no existe, que deje deseando otro, otro, otro…

Es éxtasis un abrazo, lágrima de alegría, descanso para el alma, melodía suave que aumenta sin volverse rápida, amor encarnado, caricia en la cara, escalofrío fascinante, lluvia contra una ventana, diálogo con lo irreal, burbuja a punto de explotar, labios cerrados, palpitaciones aceleradas, olor a flor fresca, vuelo alto, recuerdo guardado.

No, no duele necesitarlo y es sensación insaciable el querer darlo. Abrazar a quien está perdido y a quien ya se encontró. Un sostén, un andamio que falta, un hombro. La verdad es que no hay que buscar mucho, con abrazar se comprende, con abrazar se dice “siempre”.

Me pregunto dónde hay abrazos, a dónde puedo ir a buscarlos para mejorar mi día, para no caerme, para sentir y no hablar y dejar mi cuerpo sin fronteras.  A quién puedo darle un abrazo para entregarle mis emociones ¿Quién dejará algo de sí en mí y se quedará con parte de mi vida? Ay abrazo, el miedo te busca para que lo aquietes, las aguas enloquecidas descansan en ti sus momentos de paz y viento frío.



-Miradas-

martes, 2 de abril de 2013

Quimera

Sueño tranquilo. 

Aire que renueve y deje todo fresco, como si nunca hubiese respirado antes, como si yo no supiera lo que es volver a la vida con tan solo un respiro. Aire que me llene, que se me vaya y me traiga otra tanto. Un poquito lleno de calor, un poquito lleno de distracción y deleite. Me sé dueña de sensaciones inmortales, soy el centro de días con olor a tardes a simples y pasajeras. Hay risas que tienen mi nombre, yo misma lo escribí en ellas, precisamente para no olvidarlas nunca ni dejar que las olviden, yo no quiero que las olviden.

Soñar, flotar, hablar, descansar. Que estén conmigo mis placeres y se amarren a mis nervios; que las noches locas, locas noches se vuelvan verdad en mis pasos, así de pesados y así de lentos, pero tan verdaderos que traspasan los límites del sentir. Así de altos. Sí. Altos ¡Ja!



Yo no sé ¿La verdad? ¡Yo no sé nada! Dejo que mi cabeza se pierda un poco por aquí y un poco por allá, que mi vista se dirija a donde quiera dirigirse… Eso sí, que sea al lugar que más feliz la haga.

Ando detrás de un momento de banalidades eternas, felicidad cautivante y simplezas atrapantes, así como para vivir la impotencia al revés, apretándole la mano al tiempo para que no corra. Como esos momentos que no se buscan es como lo estoy buscando, para colmar el aire de buen humor, que mi cuerpo responda a lo que mi querer llama, que se pare firme pero sin ir corriendo, tan sólo caminando despacio para alcanzar una risa volátil.

No voy a usar las más bonitas palabras, eso no es necesario. De todo, no hay nada que no pueda decirse, no hay razón para buscar el lugar, la esquina perfecta; cualquier parte estaría bien, al final no importa lo que me rodee, de eso no me voy a acordar. Mejor pienso en lo que quiero y siento lo que pienso, conmociones que no pesan, es confuso como para reírse, llenan pero no pesan… Y dejan el alma completamente cargada.

Todavía falta, mucho falta. Soy puntos suspensivos que no saben, que no esperan, que no anticipan; que tan sólo se dedican al arte de las ideas incompletas e incompletamente hablan. Quizá no haya título más adecuado. Aquí dejo mi liberación entre líneas como muchos otros escritos a lápiz. No es nada muy grande, pero es algo lindo, lindo para mí y eso me basta.



¿Podemos perder el tiempo un ratico?





domingo, 24 de marzo de 2013

Decir Una Caricia

Llena de palabras tengo uno, dos, tres o más momentos de eterno silencio; parecen irse con el viento o perderse en segundos irremediablemente fugaces. Con tantas cosas en la mente y en el cuerpo, en la boca no parece haber nada, pero hay tanto, hay tanto. Pero no sé cómo ni entiendo por qué "tanto" se niega a salir. Ante el desconcierto de no tener solución evidente, tocará buscar una respuesta ausente. Decir, tal vez, una caricia.

Qué más podría hacerse desde esta posición tan cercana y tan lejana. Es eso, nada más que eso, no por no querer sino por no poder; es que ni aquí ni allá se encuentran formas coherentes de ordenar las ideas; y la verdad, callar no siempre ha resultado mal. Callar da paso a lo sublime, callar desarrolla el placentero sentido de la vista a otros ojos, callar hace que se escuchen los gritos.

Decirla porque de no ser así sería ligeramente más difícil y seguiría caminando en círculos con las manos separadas; porque quiero saber cuál sería la respuesta; porque tengo ganas, muchas ganas de saber muchas cosas, pero sólo así podría preguntarlas perfectamente en una noche oscura. Pregunta suave, lenta, amorosa...

Mi corazón le está hablando a la lluvia, le está diciendo sus más grandes añoranzas, y al lado suyo está temiendo el olvido, por eso quiere acariciar oídos, porque así estaría tranquilo y podría decir algo a quien realmente quiere decírselo.

Amo y quiero, tan inmensamente como si no existiera amar ni querer, de una forma tan grande que hay algo por decir hasta en mis más recónditas esquinas y el dolor de no decir nada está ahogando poco a poco todo lo que tiene saberse, lo que necesito que sepan y lo que necesito saber, así que lo que estoy buscando es tener un momento para saciar las ganas y el desasosiego, para merecer el sonido de una risa, para que todo esté bien, que todo esté muy bien.

Yo creo que eso es lo que ahora puedo hacer, luchando por lo más pequeño tal vez alcance lo más grande, además me siento capaz... Y si no lo soy, pues entonces voy a serlo, es mi forma de proteger mis sueños. Para calmar el deseo de escuchar algo de allá hacia acá, para volar por un momento, para tener la mente en blanco, para conversar. Para eso, decir una caricia.



martes, 19 de marzo de 2013

Si Extrañar Tuviera Forma

Si extrañar tuviera forma, tendría la forma de mis ojos cuando te piensan, tendría forma de lágrimas que se secan.

Si extrañar tuviera forma, tendría forma de tarde desgastada, tendría forma de manos entrelazadas.

Si extrañar tuviera forma, tendría forma de cama ancha, tendría forma de besos como avalanchas.

Si extrañar tuviera forma, tendría forma de diez y nueve, de veintinueve, de falsa nieve.

Si extrañar tuviera forma tendría forma de tres o cuatro, pero nunca de dos; forma de angustia apaciguada por tu voz.

Si extrañar tuviera forma, tendría la forma del amor; tendría la forma que en una tela, un olor.

Si extrañar tuviera forma, tendría forma de beso en la frente; tendría forma de grito silente.

Si extrañar tuviera forma, tendría forma de bandera blanca y rosa roja, de una mirada que a la piel sonroja.

Si extrañar tuviera forma, tendría forma de lente empañado, tendría forma de papel arrugado.

Si extrañar tuviera forma, sería la tuya.


jueves, 28 de febrero de 2013

Con Música De Fondo

Hay momentos en los que entiendo todo y sé cabalmente a dónde van las cosas y puedo estar bien con eso, puedo reír e ir de aquí para allá sintiéndome tranquila, yo puedo sentirme tranquila en ocasiones, después pienso en si estamos nosotros tranquilos, y llega eso de querer borrar todo lo que ya escribí ¡se pierdan las palabras que se pierdan! Me voy quedando de a poco con todas las cosas que pienso cuando no pienso en nada, con lo que me rodea. El problema es que las letras no emiten sonidos, al menos las mías no, las mías sólo son capaces de emitir recuerdos.

A mis manos se les olvidó qué hacer cuando quieren decir algo. Cuando quiero escribir se me olvidan las palabras y cuando quiero hablar las tengo todas, más que palabras tengo lágrimas, pero ni siquiera hay tiempo para que ellas salgan, eso es lo que por un fugaz instante me hace pensar que ya debo dejar de tener momentos sola, porque sólo me hacen esto, esto que me llueve por dentro.

Tengo muchas cosas por decir y las encuentro entre mis espacios vacíos ¿Qué pasa si lo tengo todo muy claro pero tengo un miedo inmenso de decirlo? No sé exactamente por qué, no me lo preguntes, es por lo que ya he dicho, yo no entiendo pero quiero entender, porque imagino que entendiendo algo se aliviaría, alguna parte de todo esto que ya ni sé cómo llamar.

Es inevitable sentir tu pesada lejanía, aunque sepa muy bien el porqué y al mismo tiempo no tenga idea, lo que me preocupa es que me distraje y ya no concibo cuántas cosas de ti pueden caber en mí y cuántas frases en mi cara pueden empezar en la tuya. Yo sé que me conoces y que estoy dentro de ti, no sé hasta dónde he alcanzado a llegar, más lejos que otros idealizo al pensar; me has dejado estar allí tan insoportablemente frágil como me reconoces, pero recuerdo perfectamente lo que tú ya no pareces recordar, y es eso lo que me mata, que yo sé quién fui y tú a veces pareces no saber ni siquiera quién soy.

Quédate un momento así. Así tan tiernamente como alguna vez tiernamente fue. Con esa comodidad, lejana comodidad de las horas que ya no vuelven.

¡Quiero sonrisas! ¡Quiero ser capaz de despertar sonrisas! Soy tan feliz que sé que puedo provocarlas… Con mente, alma y corazón desgastados quiero ayudarte, pero entiende por favor que ya me he empezado a volver débil, o se han avivado en mí las inseguridades; me mantengo parada pero sabes que pido un día, tan solo un día para no estarlo.

Cuando llego a ti por algún lado veo cansancio, agotamiento, desdén, hastío... Tienes amor presente y también distante, tienes miradas y palabras demasiado efímeras, respuestas mecánicas. Estamos. No sé dónde, pero estamos. Y adentro tenemos lo mismo pero muy diferente. Tan manipulado, cambiado, tocado y afectado. Por qué te me fuiste así... Por qué parece que quisieras que yo me fuera igual... Aunque sólo lo parezca, por qué así tiene que parecerlo…

No sé... No sé... Pienso pero no llego a nada, porque ninguna respuesta la puedo encontrar sola, en vez de encontrar razones he encontrado preguntas y empiezo a necesitarte, para que me hables de lo que sea pero que me hables. No sé y tal vez no vaya a saberlo. Tal vez por ahí siga rondando indeseada la sensación de no ser suficiente, tal vez no sepa que quieras y vuelva a mis errores distraídos e inconscientes en medio de mis a veces fútiles esfuerzos, tal vez me quede parada en los momentos en los que sólo puedo pensar en qué es lo que hice bien y qué es lo que hice mal, porque a eso me llevaron las grandes ganas de encontrar una letra que fuera realmente para mí.

Quiero ser una razón importante y sentir tus ganas de estar a mi lado al menos por un rato, no como si diera lo mismo allí o a diez metros. A mí no me hace falta escucharte para saber de ti, me basta verte y yo no te veo sólo con mis ojos, ni tampoco creo que tú me veas sólo con los tuyos, yo creo que con todo lo que tenemos dentro desde siempre entendemos lo que es querer estar y nada más, acompañados de poemas que hablen solos y que no lo digan todo, pero sí lo necesario. Yo te escucho con mi vista, te siento con mis manos y te beso con la mirada... Al menos he querido hacerlo.

Perdón. Simplemente me dan ganas de pedir perdón. No sé si solamente a ti, no sé si a mí o a las mismas circunstancias, pero ahí está, perdón. Por los silencios y en otras veces, por la falta de ellos.

No sé si tanta emoción es sólo pensamiento, o si tanto pensamiento se me volvió emoción… ¡Pues yo también lloro y lloro a mares! ¡Lloro tanto como cosas en ti mueren! ¡Lloro porque no encuentro mis letras y en ti las tenía guardadas!

Es cierto. Ya sé que de todos tus pensamientos y dolores entiendo poco, es cierto también que tú me haces entender poco con lo que puedes, pero sin escucharlas tus penas son las mías, hasta allí donde pueden serlo y donde puedo ser yo el lugar en el que la tranquilidad rehace sus pasos, donde puedo ser yo la risa que interrumpe la tristeza. Supongo que se me ha dado mucho tiempo para intentar, y he intentado con fuerzas que no sabía que tenía, mis ojos con paciencia te han mirado con el mismo amor de siempre mientras que me doy cuenta que de esas penas ya salieron unas que de verdad son mías.

Te dije que estoy siempre a tu lado, pero lo importante es que te lo dije como nunca se lo he dicho a nadie. Ambos sabemos y supimos juntos que no podemos asegurarnos nada, y ahora se siente que la sentencia se hace verdadera, mas ahí sigo yo sosteniéndome en mi tal vez alocada idea de intentar, porque mi corazón desde allá me grita que los dos queremos hacerlo y no solo yo. No sé si sea esa una realidad o uno de mis deseos, pero así quisiese yo que estemos, intentando y riéndonos de amor mientras lo hacemos. Deberíamos demostrarnos que somos tan fuertes como dijimos que seremos. Espero me ames, espero que aún con todo tengas alientos de hacerlo.

Tal vez esto sea explotar, tal vez más grandemente de lo que debería, pero es lo que necesito, es lo que vengo necesitando, palabras que no sean más que nostálgicas. Y a quién voy a decírselas más que a ti. Espero comprendas. Y espero sigas sabiendo cuánto te amo.




sábado, 16 de febrero de 2013

Después De La Fiesta

(De Julio Cortázar)


Y cuando todo el mundo se iba
y nos quedábamos los dos
entre vasos vacíos y ceniceros sucios,

qué hermoso era saber que estabas
ahí como un remanso,
sola conmigo al borde de la noche,
y que durabas, eras más que el tiempo,

eras la que no se iba
porque una misma almohada
y una misma tibieza
iba a llamarnos otra vez
a despertar al nuevo día,
juntos, riendo, despeinados.