domingo, 9 de junio de 2013

Antes De

Va haciéndose más fuerte, la irascible e incontenible necesidad de escribir, más ahora que mis sentimientos están afanados, que el atropello los acosa y asfixia, cuando ni siquiera tuve tiempo de terminar lo que he sido en estos días. Hago letras de la intensa emoción en una carta sin destinatario, en otro escrito más que intenta y no sabe si falla o acierta, pero intentando sigo, en medio de asuntos que no dan tiempo a la mente, porque a mi mente ahora, inundada de un solo pensamiento inmenso, la desvían del camino y no la dejan pensar. Es ése el peso que llevo a cuestas, que se agota el tiempo rehaciendo los dulces instantes perdidos en palabras, que este ahora tiene mucho por delante y a ese tanto le temo, temo a que se disipen en el los sentimientos que tendré lejos, le temo a todo lo que no haré.

Mis pasos, como mis riesgos, se hacen cortos, mis minutos son pocos; todo lo que en mi mente escribo y en mi corazón nervioso siento se hace más grande, líos convertidos en bríos. Sólo espero no me tome la impredecibilidad por sorpresa, porque quiero esperar, aún con mis piernas que tiemblan y mi respiración que tiene que aprender a respirar, quiero luchar y pararme en vez de estar sentada, pero ahora el tiempo apresura mis acciones, entonces espero, espero que la espera es lo único que hoy me queda; aunque me asuste, me estremezca y me amedrente.


Supongo que hay tiempo para un suspiro más.

sábado, 8 de junio de 2013

Cuerpo Y Alma

Quieta. Mirar la nada, mirar el viento y la voz se va despacio y no vuelve más. Hablar es ya un olvido, el olvido más penetrante y lastimero que ni la más excelsa declaración explicara, que desespera en un grito ahogado, el grito que parece en vano, porque todavía no dice nada. Yo ya no encuentro nada más que decirme. Hablar es ya mi olvido ¿La voz se fue, no es así? Si así no hubiese sido, mis movimientos sonarían dejando de estar solos, serían vistos y yo tendría cosas pequeñas. Unos ojos, unos ojos y ya. Unos brazos muy pacientes, muy pacientes y ya.

Anejado un momento estático en la mitad del tiempo, en los días a los que les sobran horas, horas que pesan, y los días que deberían durar un rato más; yo río y sonrío, yo sostengo en las manos no sólo suspiros disfrazados, sino la vida que sigue siendo mía, y que no puede ser de otro corazón.

Tal vez la madrugada traiga palabras que expliquen mejor la cualidad cambiante de mi cara, la tranquilidad que a veces flota, el desasosiego y la indeseada repetición que se convirtió ya en sentimiento. Tal vez se estremezca mi interior de una manera diferente. Si difícil es entender, cuán difícil explicar, encontrar las respuestas apegadas a sus viejas costumbres y hallarlas solitaria, porque solitarias son. No entiendo. Me preocupo. Me siento, fuera y dentro. Me siento y me siento, qué pena…


Miedo, deslizándose en las lágrimas más lentas y calladas.