martes, 31 de enero de 2012

Como La Península Sin Bandera En La Que Me Siento Libre




Asuntos de simpleza e irrelevancia son los que poco a poco van formando la palabra felicidad.
Hoy me encargaré de no decepcionarme a mí misma, aunque no creo mucho que eso pase, todo lo que hago por éstas horas me está resultando realmente conveniente. Sin embargo, y con poco orgullo, debo aceptar que es una cuestión que se compone de muchos contribuyentes

¡Cuánto cariño le tengo a mis días que pasan y sólo me dejan la nostalgia de sus lindos momentos!
Le dan tanta vida a una piel que se mantiene esperando contacto. Le dan tanto movimiento a las torpes acciones del día a día. Hacen que la vida fluya ¡Y que lo haga de una forma muy dulce!

Los pequeños detalles ¿serán excusas? No lo creo. Tantas tonterías juntas resultan siendo un conjunto de magna importancia. Hay muchas cosas presentes que pasan sin ser vistas con los ojos de lo profundo, sentadas pasivas sobre minas de oro, presencias que tan ausentes, hacen de un todo algo perfectamente perfecto.

Llegaron las decisiones bien tomadas, cargadas de seguridad, ansiosas de conocer un futuro en el que resulten triunfantes. Cuán subestimada era el arte que estaba todos los días en mi cabeza (y más, en mi corazón) pero hoy fue el motivo de muchas, muchas risas.

Ya es mucho alarde y es preferible que la vida siga su rumbo tan amenazadoramente normal, yo con sonrisas disimuladas seguiré gritando por dentro, así me ahorro quedarme sin voz. Me conformaré entonces con lo que estoy sintiendo en este momento, no puedo hacer mucho por el ayer ni por el mañana.


¡Maldita Sea! ¡Soy Tan Feliz!




lunes, 23 de enero de 2012

Conmigo Ya No Intentes Nada, Parece Que El Amor Me Calma

Ahora estoy pensando si dejaré de lado lo que me prometí que nunca iba a hacer y caeré en las redes de lo prohibido... Prohibido por mí. ¿Puede ser tan malo? De igual forma creo que en algunas noches he escapado de los resguardos de mi subconsciente y me he entregado a lo que me inspira. Y me mantengo en mi posición, no la olvido: La inspiración es relativa. Pero ya aprendí que contra mis muy bizarros pensamientos repentinos no hay forma de luchar, así que aquí vamos.

Es asunto de reputación (MI significado de aquélla palabra), de palabras que se grabaron en mi mente con sólo ser vistas, de sonrisas escondidas, de días que no ven ni un vestigio de sombras y tampoco lo extrañan, de mis pies que quieren bailar y bailar cuando el resto de gente está quieta y aburrida esperando una hecatombe.

¡Qué divertido, qué confuso! Dejando que esto se haga a la manera que más me gusta, sólo me dejo entender a mí misma estas tantas palabras que hasta irritantes pueden resultar. Pocos ven el estado que tengo en este momento, muchos podrían imaginarlo, y es que la risa me invade y yo la invito a que nunca se vaya.

Analizaré eso de ser más permisiva con mis palabras, al parecer es entretenido dejar salir cualquier frase con poco sentido, con tan poco sentido como yo.

Si supieran, ¡Ay si supieran todo lo que se queda conmigo y no me afecta dejarlo ahí! Yo mientras me río sola. ¡Que sufran de curiosidad quiénes quieran enterarse, que sé que a ninguno de esos en realidad le interesa! A los otros... A los otros les basta.







La vida es bella ¿No? Sí ¡La vida es bella, bella!


viernes, 13 de enero de 2012

Muchas Ideas Muy Sueltas

Querer y sentirlo. Querer vivirlo.



Querer sin hacer caso al rumbo del destino.
Sentir cariño, querer. ¿Querer? Bueno, sí… Querer.



Querer sin luces ocultas, sin árboles frondosos tras los cuales se esconden las palpitaciones, sin baldes de agua fría que apagan el fuego. Sin tapujos, sin restricciones.



Porque querer sin creer, pierde sentido.



Querer sin perdonar. ¡Naah! Eso no se puede aceptar.



Querer… Querer sin saber si es amar.



Querer de forma insegura pero con el corazón en la mano, ni rastro de cobardía. Querer de forma segura pero… De forma segura.



Querer arriesgándose a perder. A perder apuestas, corazones. A perder la calma. ¡Exacto! A perder la calma.



Querer sin miedo a no rimar, a no encajar.


Querer y también sonreír, más dulce placer no puede existir.


Querer con monotonía, de forma fría, cuando una sola expresión sí sale del corazón.


Querer… Y que eso sea suficiente.



(¡Ja! Rimar sin la más mínima intención de rimar)

Diálogos Con La Ventana III






Recuerdo cuando eras una ventanota, una situación inversamente proporcional, yo era una niñita, tú una ventanota. No nos cambia la vida, nunca del todo, aquí estamos y no nos han separado, tampoco lo han intentado. Tal vez sea visible, de una forma sólo descifrable para locos como tú y yo, que nuestro vínculo trasciende, no es un simple reflejo que difuminan los rayos del sol.



La soledad hizo sus intentos de apropiarse de este espacio, tu espacio, nuestro espacio. En este largo recorrido la hemos visto irse y volver pero la música la ahuyentó miles de veces, mientras nuestras risas de complicidad la hacían sonrojar. Riéndonos separadas y de forma distinta, nunca supimos que nos burlábamos las dos de la tonta inquilina que pagó arriendo a corto plazo.



La ingenuidad también hizo su visita, pero a esa la quisimos, actuaba siempre de forma tierna, sin consciencia de los problemas, conmovedora con sus actitudes optimistas y risueñas, las sonrisas que ella provocaba, ¡Ésas sí que valían la pena! Se quedó tanto tiempo que nos acostumbramos, pero la música la ahuyentó, la volvió realista, madura; y se fue a hacer presencia a las salas de otro lugar. Su recuerdo aún lo guardamos, pero no sé dónde ventana, no sé dónde dentro de este desorden que juntas nos empeñamos en acumular.



El abandono hizo estragos, revolvió todo creyéndose el dueño y dejamos que lo fuera por un momento, borró el sonido de las risas, borró el color dorado de los cabellos de nuestras musas, borró la vida, borró la perfección; pero después de un tiempo de aguantar tiranía aprobada y polvo sobre su cara, la música lo ahuyentó y declaró a ese destierro, su mayor victoria hasta el día de hoy.



El amor llegó, nos unió más, la música… La música a él lo entusiasmó, pero se asustó y se fue sin despedirse.



Suspiros se oyen, profundos y colmados de inspiración.


Recuerdo cuando eras una ventanota, que no hablaba contigo, sólo te compartía miradas cómplices que servían como sello para marcar el comienzo y el final de una nueva historia que veíamos por separado, con perspectivas parecidas, que años después estamos relatando juntas.