lunes, 31 de diciembre de 2012

Así Debe Sentirse


Eso que hoy está creciendo de a poco, eso que suena como a risas, eso que está aún buscando palabras, eso que no se cambia por nada, eso que tiene cubierta de chocolate y chantillí con milo, eso que habla en argentino, eso que aguanta madrugadas, eso que canta poemas… Eso tiene nombre propio.



Amar, amar, amar; y hacerlo desenfrenadamente. Tener besos y abrazos que se quedan en mí todo el día dibujando sonrisas que todos tratan de entender pero nadie logra hacerlo. Cuánta felicidad puede caber en dos palabras… Mucha tal vez, tanta que no puede ni mencionarse cuando se está hablando de lo que estoy hablando y mucho menos cuando se está sintiendo lo que yo estoy sintiendo.



Lo irrealizable no solo se ha vuelto posible, se ha vuelto más sencillo, más de lo que yo pudiese haber imaginado, supongo que tenerte es algo así como una realidad perfecta, perfecta como es, o más bien, como somos. Así, siendo exactamente así, me has hecho vivir y revivir los momentos más hermosos que mi memoria puede guardar, y ahora están en mí, así como tú, sin poderse ir nunca y recordándome a cada segundo que tengo todavía muchos “te amo” guardados para darte y muchas ocasiones reservadas para besarte.

Déjame ser lo que no sea en ningún otro lado, déjame descargar en ti abrazos que no tengan que ver con lo bueno o con lo malo, que no tengan que ver con nada, déjame acariciarte y no cansarme, como siempre.
Los recientes días, tan esperados como fueron,  no me han dejado más que ojos brillantes, la inmensa fortuna de haberte tenido y las gracias que voy a darte... Por darme cosas sencillas que no tengo que entender, cosas que tan solo puedo amar, por todos los momentos sin silencio y por los recuerdos, desde los que más se parecen a mí hasta los que más se parecen a ti, por amarme y demostrarlo, y es que es bonito todos los días saberlo, pero nada es más bonito que recordarlo. Gracias por no salir de mi mente, porque ¿sabes? Ella, sin falta, te escribe todos los días.

No es difícil pensarte y empezar a crear paisajes soleados con mucho viento, o noches oscuras con una luna brillante y muchas estrellas (de esas que son para pasarlas contigo), es tan fácil y tan increíblemente feliz suspirar pensándote y querer estar a tu lado, es esa tal vez la razón más grande por la que podría agradecerte… Y agradecerte y agradecerte y agradecerte. Así debe sentirse terminar un año muy enamorada.


Miradas



Se necesitan a veces miradas, miradas largas que no pidan más que ojos brillantes que se encuentren a sí mismos en el reflejo de otros ojos, de otras almas; que no entiendan de molestias, enojos o aburrimientos; que hablen ¡Que griten en palabras que no existan! Que no sean comprendidas más que por quienes a los que son dirigidas.

De vez en cuando me dan ganas de tener una mirada, una de aquellas, que me lleve al cielo y de vuelta y me quite todas las fuerzas, que sea tan diciente que ni siquiera un montón de letras juntas pudiera hablar la mitad de lo que ella hablara, pudiera amar la mitad de lo que ella amara, pudiera significar la mitad de lo que ella significara; que sea inexplicable y no necesite ruido ni luz.

El instante de mirar es el más maravilloso trance; apacible, indescriptible, casi quimérico, con tímidas lágrimas que no lloran de felicidad sino de alguna cosa sin nombre que es sólo razonable sin palabras, es sólo razonable con miradas.

Miradas que todavía no saben mirar bien y así miran mejor que ninguna, que acercan las caras y que buscan brazos calurosos y sonrisas medio hechas. Miradas que no buscan sólo gustar sino mover todo por dentro y hacer un caos en la mente, sí, un completo desastre, tan desordenado que da risa porque no se entiende ni se quiere entender nada, sólo importa la detención de esas, las miradas.

Quiero una de esas, que lleguen cuando menos se necesitan y cuando más se ansían, que ambienten momentos oscuros, largos muy largos, en los que no hay necesidad de ningún sonido, ningún movimiento, sólo parpadeos que parecen eternidades antes de volver a ver esos ojos, esos que con una simple, profundísima mirada, enamoran.

Por qué no me miras y le quitas a la noche sus horas, minutos y segundos, dame un beso con la mirada y con el silencio, acaríciame los sentimientos, déjame mirar tu mirada. Mira, Mira, Mírame.