miércoles, 29 de julio de 2015

Diálogos Con La Ventana XII



Hoy estoy sentada desde lejos. La mirada perdida en quién sabe qué que ni siquiera estoy mirando, porque mis ojos ven hacia adentro, como tratando de entender cómo es que funcionan las cosas allá, como se mueve el corazón para hacer sentir, cómo corre la sangre para quemar. Pero cómo hacen las dudas para entrar, eso me lo pregunto sobre todo lo demás, cómo hacen ellas para correr tan fuertemente por las venas, meterse al cerebro y no darle permiso de hacer tantas cosas que quiere hacer, tantos instintos que quiere ordenar. Porque no creo que nazcan allí ¿qué dices tú? Algo las hace, entran directo por la herida que algo causó.

Tras la breve lección de anatomía, sigo preguntándome, querida ventana, si son ellas ese ruido que suena tan fuerte y está a punto de aturdir. Ahí afuera están. Tal vez estén buscando los restos que dejaron aquí una vez, quieran venir a rescatarlos o reavivarlos. Se dieron cuenta de que la sinceridad ya sí es un problema. No les vamos a abrir la puerta. Por favor sosténla bien. No dejes que entren por encima, por debajo, ellas vienen sólo a causar dolor, y dolor no queremos por aquí, no más. Echa dos o tres seguros... No, cuatro no. Así serán suficientes. Esperemos que lo sean.

Pero si eso no funciona, no sé qué es lo que hay que hacer. De verdad. Las estoy viendo empujar y sólo se me ocurre gritarles, pero nadie puede escuchar. No sé cómo tener tantas manos como ellas, no sé cómo cerrar los oídos a lo que me están diciendo. Recuerda que las cosas con el tiempo se pueden hacer más fuertes, o aflojarse hasta estar a punto de caer. Ya ves cómo se han aflojado muchas por aquí, míralas pendiendo de un suspiro que no he querido dar.

No sabré qué hacer ¡pero escúchame! ¡no les vamos a abrir la puerta! no van a estar aquí adentro sin haber dado la pelea. Sostente fuerte que vienen más y no nos tienen que ver débiles. Me van a ver llena de vida, de firmeza y de pasión. Más grande que todas juntas. Esas dudas parecen decididas a empujar también, están saltando al balcón, están llamando de cada lado, están cerca de la entrada ya, y creo que se acercan a mi cabeza.

No... ¡No!



Ya, ya. No es tu culpa. No éramos las más fuertes nosotras dos.

domingo, 19 de julio de 2015

MeMoría

Para Letras del Mañana.


Vino la noche y me ofreció calor, juegos, sueños y éxtasis de amor. Me dijo que nos perdiéramos en besos de medianoche. Y yo me moría por hacerlo, pero me acordaba de otras noches.

Vinieron unas manos y me ofrecieron confianza, cuentos y caricias y noches de danza. Me dijeron que juntáramos los espacios vanos. Y yo me moría por hacerlo, pero me acordaba de otras manos. 

Vino la madrugada y me ofreció pasarla en vela, recuerdos, risas, arrugar la tela. Me dijo que la pasáramos juntas, despeinadas. Y yo me moría por hacerlo, pero me acordaba de otras madrugadas.

Vinieron unos ojos y me ofrecieron largas miradas, brillo, palabras y promesas agitadas. Me dijeron que cumpliéramos todos mis antojos. Y yo me moría por hacerlo, pero me acordaba de otros ojos.

Vino una carta y me ofreció poetas, citas, visitas y tinta violeta. Me dijo que nos acercáramos a lo que hoy se aparta. Y yo me moría por hacerlo, pero me acordaba de otras cartas.

Vino una palabra y me ofreció la calma, gritos, pataleos y una nueva alma. Me dijo que nos fuéramos al camino que la felicidad labra. Y yo me moría por hacerlo, pero me acordaba de otras palabras.

Amiga querida, he decidido llamarla. A la que vive conmigo y se toma mi alma. Vive soñando en pasado, viviendo los minutos en recuerdos gratos, recuerdos que de cuerdos no tienen nada, pero que son la vida, la risa, la tranquilidad... La calma. Memoria que juega entre cables rotos, luces apagadas y rincones remotos. Me quedo sentada pensando con ella, recordando el sonido de risa que le da a los truenos y las estrellas. Entonces aquí quedo y quedo esperando. Heme aquí mientras siento que me voy alejando. Porque vino la vida y me ofreció un momento, un suspiro, una noche y un amor eterno. Me dijo la vida que nos fuéramos a vivirla. Y yo me moría por hacerlo, pero la memoria me obligaba a revivirla, me obligaba la memoria a detenerme en seco.




Soneto Azul

Este escrito hace parte de Letras del Mañana, un proyecto que inicié con cuatro grandes amigos y que se trata de proponer un tema distinto por semana para hacer cualquier tipo de composición o escrito sobre este. Entonces sin más preámbulos, he aquí el primero:


SONETO AZUL

No se ha visto cosa más sofocante
que los rayos de sol de estos días
llenos de irónicas nubes sombrías
y tantas horas de calor constante.

Ya las gotas el cielo abandonaron
y viene en viento caliente la ausencia.
Ya las fuerzas de a poco se quemaron
y pide la piel caliente clemencia.

Soledad asoleada en camelos
que vuelven sonrisa el dolor interno.
Y si de algo sirviesen los desvelos,

confieso yo mi pensamiento eterno.
Que, sobre todos mis otros anhelos,
prefiero vivir los días de invierno.



jueves, 9 de julio de 2015

Hay Algo Que No Me Deja Dormir

Hay algo que no me deja dormir y es como un río que se va desbordando, una fuerza que me va atrapando para ser más fuerte que yo. Más fuerte que yo, como yo misma pensé que podía ser, pero esta noche no.

Hay algo que no me deja dormir y parece estar golpeando, llegando a la puerta otra vez. No es el calor, el ruido afuera, no es el ocio, ni el dolor de cabeza. Es como una ausencia, tan presente que se queda y no se va, aunque parezca que pudiera morir, pero es tan grande que no me deja dormir.

Esta noche sola recuerdo versos que no me han gustado, leo cuentos que no he apreciado y canto canciones que me han encantado. Todo mientras no duermo y voy dando vueltas en la cama imitando a mi cabeza.

Hay algo que no me deja dormir y pelea con mis deseos. No entiende de conteos, pies fríos o vasos de agua. Y no, no es la costumbre de dar la bienvenida a la madrugada, más bien quisiera dejarla un tiempo, olvidarme de a qué huele y cómo saluda; ponerme a soñar para poderme mejor sentir. Pero es que hay algo, hay algo que no me deja dormir.

Alguna palabra debería ser. Una sola debería describir este tratar cerrar los ojos y no poder, este querer y no querer. Esta ausencia desnuda que busca con qué cubrirse, una ausencia de años y minutos recientes, de daños y mares crecientes. Una palabra que lo diga, qué es lo que me pasa, una para esta alma frustrada...

"Caríñame". Debe ser esa la palabra buscada.



8 julio 2015