jueves, 8 de diciembre de 2011

Diálogos Con La Ventana II



El papel de lo aleatorio en la vida. Puede sonar irónico y tal vez descabellado para quienes rigen su día a día por planes, el pensar que lo aleatorio es riguroso y que el azar puede ser incluso tomado como una forma de vida.


Caminan unos por las calles con cabeza baja, otros con la cabeza erguida y los ojos mirando al frente, pero todos inconscientes de cuántas situaciones casuales han transcurrido en su día, como puestas allí por el destino sin aviso previo ni registro alguno.


Por algo es un cliché decir que la vida te da sorpresas. ¿Te ha dado a ti la vida sorpresas? No creo, tu función es quedarte ahí todo el tiempo transparentando la no tan monótona actividad de seres de toda índole.


Hay cosas que escogemos para ser imprevistas, que no queremos incorporar a nuestro diario vivir porque repelemos la idea de que se vuelvan usanza, y es que hay cosas que son mejores cuando son de vez en cuando, de alguna u otra manera terminamos disfrutando más todo lo que le resulta esporádico a la rutina. Lo fortuito, lo accidental, lo aleatorio.


Sólo espero que no piensen en mí de forma aleatoria, quiero que lo hagan con constancia.


Allá arriba ventana, allá arriba.

viernes, 2 de diciembre de 2011

Diálogos Con La Ventana



Nostalgia ¿Quién diablos me premió contigo? No, no rías como si se tratase de una broma informal. Es en serio. ¿A quién mierdas se le ocurrió que podías ser buena en algún momento? Al fin y al cabo, después de ti, muchos más sentimientos quedan en la fila para meterse en mis adentros, hazme un favor y en vez de estar merodeando sigilosamente por aquí ve y dile a la valentía cómo conseguir ganarse una medalla de oro.


Te digo ahora que tengo un momento libre (Que admito, yo misma me busqué y que me busquen a mí las diez mil cosas que tengo por hacer), que has sido tú la responsable de las lágrimas inesperadas que escondo porque me da miedo “desentonar” ¡Ja! Tú, sin lugar a dudas, eres la creadora de todas y cada una de las películas que mi cabeza en un segundo crea para llenarme de malos sueños y preocupación, pero dime, ya que eres una inquilina permanente ¿Qué hago si esas películas resultan ser realidad y no sólo invento de mi exagerada imaginación?


¡Ah! Mira ventana, la gran lámpara que ilumina el barrio se apagó, no imaginé que todo podía quedar tan oscuro, sólo creí que no había nada de luz por allá, arriba, donde… ¡Se volvió a prender! ¡Y se apagó otra vez! ¡Ahora está prendida! ¡Y apagada de nuevo! Supongo que dejaré de darle importancia a ese asunto…



Retomo. Los miles de sueños que crea mi mente me atormentan, es casi como si dolieran, aunque parezca difícil de creer, duelen como tal vez les duela el corazón a las madres cuando por simple instinto saben que a su hijo algo le va a pasar, pero después de pasar por tal momento de metáforas colmadas de sentimentalismo, llego a la misma conclusión, la nostalgia es la que se esconde detrás de todo, los restos que quedan de cualquier especulación son eso, pequeños, pequeñitos y desgraciados pedazos de nostalgia.



Las imágenes me afectan, las palabras se graban, las risas se oyen lejanas, los recuerdos afloran todo sentimientos, los ojos sienten una húmeda presión intensa. Gracias, nostalgia, muchas gracias ¡OTRA VEZ!


En fin, yo aquí me siento acompañada de mis delirios a maldecirte y a la misma vez confiarte mis angustias, sabiendo que tú, allá, en su mente, no existes. Esa ausencia tuya, allá, en su mente, es lo que más me da nostalgia, nostalgia.

Oigo ruidos, ya llego gente a la casa, me voy antes de que me vean hablando sola, bueno… Con ustedes, no quise ofenderlas. Las debo dejar chicas, el café lo dejaremos para mañana, tengan por seguro que volveré. ¡Adiós, ventana!