miércoles, 20 de junio de 2012

Así De Simple... No Tan Simple



Amor que escribe tu nombre como si quisiese guardarlo en cualquier lugar en el que no pueda nunca perderse. Amor que es compañía del tiempo, que desearía ganarse un millón de palabras y hablar sin medida alguna pero no, de esa manera tampoco sería suficiente, podría entonces pedirle a la vida que haga de la eternidad una extensión insuficiente para hacerte saber cuánto te amo desde el momento en que lograste hacerte dueño de mis más verdaderas sonrisas


Sólo quiero tenerte a mi lado y adorarte, de forma tan tranquila como siempre, descansar en tu sueño y dormir sonriendo, despertar sonriendo, vivir sonriendo, custodiada por dos palabras tan pequeñas y tan extensas que son dignas de redactar una sonrisa… O un suspiro.


Es éste el punto en que finalizan mis letras y no sé por cuánto tiempo habitaré este enamorado paraje, pero aquí me mantendré, en donde amarte es mi realidad, la más difícil de explicar.

Cuánto me falta todavía pero cuánto confío en las miradas, ansío que siempre cumplan con decir todo aquello que mi corazón, o cualquier otro espacio que esté a punto de enloquecer de amor, quiera dejar salir.

Te Amo.

Diálogos Con La Ventana V








Ni siquiera puedo a ti hablarte, puedo estar sentada por horas y hundirme en un silencio, de esos tan reales que se retuercen con el viento para entrar en el más pequeño espacio vacío, acostarme a tu lado acompañada de las mismas deducciones y volver al mismo punto en que tantas cosas pasan y yo me doy cuenta, sí, pero las dejo ir.




Tanto tiempo buscando en donde nada hubiese podido encontrar, tanto tiempo ignorando que una vez las cosas cambian el tiempo se vuelve un enemigo, decoroso y prudente, pero enemigo al final. La felicidad da saltos entre abismos inexplorados y nosotras nos quedamos aquí, observándola con el férvido anhelo de no verla caer.




Podría contarte historias de lágrimas, de arrebatos, de esperanzas y locuras, podría tan sólo imaginarme junto a ti días distintos que no hagan caso a la normalidad de las confusiones confundidas, podría hablar y no decir nada; podría decirte tantas cosas que no te voy a decir.




En el momento en que apenas nace la noche, en los días en que la luna ha dejado de salir mejor me quedo contigo ventana, tú que te conformas con mis miradas perdidas y no haces preguntas mientras yo me ocupo en la misma actividad, escribiendo con mi cabeza y no con mis manos.