lunes, 27 de mayo de 2019

Rojo.


Así que se puede. Se puede actuar como si nada pasara y seguir sosteniendo una mano sin firmeza pero sin desgano; mantener el agarre que conecta a las huellas con los latidos del corazón y lo hace ir más rápido ¿Acaso no sabes que si las palpitaciones son tan rápidas el aire empieza a faltar y la muerte a entrar? ¿Acaso no sabes que si una de las dos manos es la que hace más fuerza el músculo sólo se tensiona y se cansa? Ahora pienso que sí se puede. Sí se puede ir de la mano con quien sigilosa pero tan conscientemente deja entrar la muerte.

Y dejando entrar la muerte por el espacio entre tus dedos flojos, no te contentabas con mi agarre; y dejándome caminar sobre baldosas de humo, cuestionabas mi omisión ¡Ja! ¡La mía! No podría ser más grande una muestra de cinismo e ironía.

¡Me dejaste caminar por ahí! ¡Me dejaste cuando dijiste que ibas a cuidarme!

Y yo hacía monerías sólo para escuchar tu aliento y yo te entregaba mis oídos, te los dejaba y te los ofrecía y tus palabras llegaban a otros tímpanos, y yo te bailaba y no te encontraba ¿Qué pasaba? ¿Te entretenías con lo que detrás de mí estaba? ¡¿Por qué no me hiciste a un lado y caminaste hacia allá entonces?! ¡¿Por qué (Dios mío, si pudiera empezar a entenderlo) necesitaste TANTO tiempo para hacerlo?! Por qué esperaste a tocar todos mis rincones. Una necesidad irracional con máscara de esperanza. Y toda me la creí aunque fuera dentro de las sombras, aunque las manos juntas no pudieran ver la luz y al mismo tiempo viera yo orgullo en tu cara, aunque nunca fuera posible gritar amor al mundo. Y toda me la creí porque algún día llegaría, se acabarían los agites, para mí fue tan fácil entender que podíamos ser sin escondites. Pero me convencí de que no, de que era difícil y que había que esperar. Sola en las noches soñé que pasaría. Ahora veo, no esperábamos el mismo día.

Así que a mi mano presta a agarrarte decidiste jugarle, así que a mi mano acariciadora decidiste tocarla con otros olores. Y todo eso con buenas promesas y alegría. No podría ser más grande una muestra de cinismo e ironía.

Me mandaste a caminar sobre nubes que se deshacían al contacto con mis pies, y apenas termino de caer de lo alto que fui capaz de dejarme llevar. Aquí abajo no me quiero sentar en los mismos lugares. No quiero dirigir mi mirada a los mismos parajes. No quiero caminar por allí cerca. No quiero leer las mismas letras con palabras descuidadas e impulsivas. No quiero creer en los cuentos de futuro. No quiero esperar una foto que no llega.

Lo que quiero es dejar de escribir esto con furia para que no sufran más mis dedos. Pero no puedo.

Cuánto desagrado.

Déjame ir o me suelto. Necesito mi mano tomada con orgullo y no con sombras ¡malditas sombras que me acompañaron tanto tiempo! Déjame ir o me suelto de un golpe aunque me lastime, heridas me sobran. Sueño con ir a donde caminar a mi lado es un placer, mi sonrisa junto a otra es una obra de arte digna de ser vista y luchar por mí es un acto digno de ser cometido.

Y ahora tan fácil es ver la luz en otro lado. Después de que en mi sitio te dejé fósforos, lámparas, faroles y lucecitas cargadas con toda mi esperanza, mis sonrisas que podían brillar por sí solas si las frotabas. Y ahora sí eres capaz de salir a la luz, cuando no estoy parada en tus días. No podría ser más grande una muestra de cinismo e ironía.

¡Mi piel blanca podría soportar la luz! ¡Lo juro!... Casi puedo escucharme gritándote con patadas de ahogado, silenciosa queriendo amorosamente armarme de paciencia mientras estabas lejos contando al mundo historias en las que yo no estaba y yo llenándolas de comprensión confusa (ingenuidad ingenua) mientras a través de la pared escuchaba.

Así que a mis entrañas aún esperanzadas decidiste meterlas en agua caliente. Buenas noticias: Las quemaste. Y tu color en ellas ahora es sólo rojo.

Que se cierre este círculo que el último tramo fue cuesta arriba y tuve que hacerlo sola, sola, sola. Ya no tengo aire, ya ni siquiera sé si tengo pulmones, tengo que buscarlos como tantas cosas que ya no siento adentro y que, francamente, no creo que vaya a encontrar.


...





¿Acaso no fue claro que fue amor? ¿Acaso no entendiste que fue amor puro lo que te quise dar?