Después de mucho tiempo, llegó la contraparte, el opuesto; la cobardía. No
era algo para escribir planeado, pero creo que de alguna manera, estaba
destinado a aparecer. Algún día, hoy.
No hay seguridad de nada, y no sé si es un capricho de no tenerla o más bien
que no me la han dado. Pero tengo como una cosita por dentro, de ver tanta
gente por acá y por allá, y no saber si quiero lo que tienen, si añoro lo que
tuve o si soy la más feliz del mundo con lo que tengo, aunque la respuesta me
acose gritando que está muy clara, pero que yo no la dejo salir a veces, que la
deje respirar más seguido. A dos pasos estoy de donde quiera estar, pero qué
pasa que no camino, qué pasa que la mitad del cuerpo se va para un lado y la
otra mitad para el otro.
Estoy empezando a sufrir los mismos síntomas del mismo mal, no me gusta, eso
hay que decirlo, pero ¡Sí! ¡Parezco estar viviendo con él! Y le escribo como a
todas las cosas que me machacan el corazón. ¡Hola! ¿Me abren? ¡Estoy tocando la
puerta a este mundo de cobardes!
¿Será que sí? ¿Si tengo razones para decir estas cosas? Ay, ya ni siquiera sé,
como siempre, como siempre que voy a decir algo y después aparecen palabras
mejores y hasta más bonitas. Pienso sólo en lo que fue un día, en las vueltas
de la vida que me han hecho escribir este título, en que puedo decir “¡qué
ironía!” y no me van a comprender… Cosas que sólo un conocedor de estas letras
entendería.
Y este corazón, bastante caprichoso, no quiere otra felicidad, ni otros ojos ni
otras risas, y ahí si nos estamos viendo en un grave problema, les cuento,
porque a veces parece convencer a la mente y termino terminando como loca
gritando. ¿Y así dicen que las ausencias brillan? Pues esta la estoy viendo muy
oscura.
Creo que así se llama todo esto, cobardía, como disfrazada de tristeza bien
guardada, con muchas ganas pero la conciencia (más conocida en mi bajo mundo
como miedo) puesta, con muchas ideas muy divertidas pero dejándolas caer por
ahí con pesadumbre, con mucho por decir pero con prevención en los labios.
Porque la valentía volvió, pero ya no era tan amada como antes.
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