No sé muy bien a dónde van estas
palabras. Irán, seguramente, al mismo sitio al que llegan esas que pienso y no
digo, que prefiero tragarme cuando están en la punta de la lengua. Esas que unas
veces el amor y otras el miedo (creo que hoy ya son lo mismo) me hacen devolver
para adentro apretando fuerte los labios.
Ladran, ventana. Ni afuera ni
adentro parezco poder encontrarme con la soledad. Parece que está en las
escaleras mientras yo estoy en el balcón, y va a ver los garajes cuando yo me
acerco a ti.
En el tumulto de los
húsares de Momo…
Es difícil por ratos, por instantes,
por eternidades; ver lo que se tiene cerca
Encandilado por las luces
de otro barrio….
Los ojos se abren a ver
rápidamente el horizonte y pareciera, sólo pareciera, que temen bajar un poco
para contemplar lo más cercano.
Aquel murguista saludando
con su gorro, se despedía como siempre del tablado
Es a veces tanto el peso de la
cruz que carga el ser humano que cree que es el suyo propio y termina
acostumbrándose a llevarlo sin pararse a pensar que puede librarse de él.
Entre la nube de pintados
chiquilines, vio la sonrisa que le enviaba una princesa
Una historia de amor puede existir
en la mitad de un parpadeo. Y ahí, sobre las córneas, puede volverse eterna.
Entre los rostros de
gastados colorines, dudó si era para él la gentileza, y por si acaso dedicó una
reverencia a la muchacha que en la noche se quedaba
¡Ah! Es que el amor puede
aparecer sobre un plato de sopa, bajo una cobija o escrito en un papel.
En el momento de partir la
bañadera, volando un beso se posaba en su ventana
Es tan ligero que se amolda y se
mete por las esquinas, se alarga y se reduce al silencio haciéndose a sí mismo;
tan impredecible que fácilmente se puede dudar de haberlo tenido en las manos,
aunque sean estas una superficie tan apetecida por el amor para acurrucarse. Está
y se efectúa sin orden ni concierto.
Y paso a paso, la ansiedad
lo malhería
Cuántas veces se pasa por una
misma calle.
Quedaba poco del nocturno itinerario.
Cuántas veces se le mete a la
mente el mismo recuerdo.
Uno tras otro los cuplés se
sucedían.
Cuántas veces se lustran en el
corazón los bordes de las fracturas.
Se retiraban del último
escenario.
¿Por qué nunca se lleva la cuenta
de estas cosas? Nos vamos yendo y yendo y no se sabe si se es un alma bañada cada
día o una sombra de los días felices esperando a repetirse, una tranquilidad
enseñada a tranquilizarse con placeres y versos, o un miedo litigante que
aprendió a instalarse. Será acaso que el cuerpo camina porque aprendió de
pequeño y ahora no lo necesita tanto, sólo se es un par de piernas yendo adelante.
O aprendimos a ser felices y encontramos la fórmula mágica para vivir así,
sonriendo.
Tiró el disfraz en el
respaldo del asiento
¿Hablar? No hay mucho de que hablar,
el diccionario está seco y la mente, a decir verdad, un poco perdida.
Borró los restos de pintura
con su mano
Pasos en redondo encima del mismo
sentimiento que está plantado adentro. En el espejo se ve lo mismo sin percibir
que hay alguien nuevo ahí cada mañana. Un baldado de agua fría a veces
despierta a la vida, pero hace días que eso no pasa.
Volando un tacho lo llevaba
contra el viento
Y cuando menos se le espera…
La vio justito…
Hay una palabra tocándole la puerta
a los labios.
…a la salida del tablado.
…
Qué hacer
¿Cómo te va?
Dejarla salir o no dejarla salir
Dijo el murguista a la
muchacha
Pues siempre hay que hacerle caso
al corazón ¿no?
Que lo cortó con su mirada
indiferente
Y después qué
Le dijo -bien- y lo dejó
como si nada.
Las palabras impulsivas parecen
conquistar el reino del silencio.
Y nuevamente…
El miedo disfrazado de silencio
La princesa
¿Sí será que vale la pena
decirlas?
Se perdía entre la gente.
¿Sí es posible ver si la
decepción todavía nubla los ojos? Su venda es tan fuerte que amarra los montones
de sentimientos que el corazón arma en forma de palabras ¿Qué somos ahora?
¿Entes del encuentro con nosotros mismos? Nos vemos de lejos y no hacemos parte
del mismo tiempo. Somos encierros abiertos en nuestros propios caminos ¿Habrá
salida del laberinto de este tiempo? No se puede preguntar algo sin quedar con
más preguntas después. Tanto pensar, tanto dar vueltas, tanto dudar, ir y venir
entre el sí y el no. Buscar algo nuevo para hacer cada día para que la mente se
distraiga de lo que quiere decir y piensa que no es prudente hacerlo, jugar con
el día para olvidar el bochorno de las conquistas al reino azul del silencio,
de las palabras no correspondidas.
Todo volverá a ponerse donde debe
ir cuando los pies que caminan estas baldosas vuelvan a pararse en un escenario.
Se van a prender las luces, se van a tocar timbres y la vida, en otras vidas,
va a tener sentido, va a buscarse en las preguntas de otras vidas y podrá
olvidarse de las suyas. Los calores que ahora tienen frío volverán a calentarse.
Un salón entero se quedará en silencio, y en un sigilo tan poderoso ¡va a
escucharse la vida clamando por salir en forma de arte! Y los dolores del alma
encontrarán otro camino para curarse. Hasta ese día, habrá que bailar cojeando
o como sea que se pueda. Hasta ese día ¡bailar!
Que no se apague nunca el
eco de los bombos
¿A cuánto se cobra ese amor
aparecido sobre los ojos? ¿A cuánto el tiempo que dura para que perdure?
Que no se lleven los muñecos
del tablado
¡Ay! Me puedo quedar a vivir en
la risa que me sale cuando suena el tambor.
Quiero vivir en el reinado
del dios Momo
¡Quiero vivir en el reinado del dios
Momo!
Quiero ser húsar de su
ejército endiablado
Nacer de la noche y en oscura
hermosidad llegar al día.
Que no se apaguen las
bombitas amarillas.
¿No son las palabras tan
peligrosas como hermosas?
Que no se vaya nunca más la
retirada.
¿No es muy fácil amar la vida
cuando se baila?
Quiero cantarle una canción
a Colombina, una canción. Quiero llevarme…
¿No es muy fácil amar?
…su sonrisa dibujada.
Lailarailarailailarailá.
Lailarailarailalá.