domingo, 25 de febrero de 2018

No

NO debería estar prohibido.

Debería estar prohibido cuando con mis ojos ilusionados te insinúo que quiero tenerte. 

Debería dejar de existir cuando tiro a la basura el reloj y quiero regalarte a ti uno sin número ni hora para que ni se te ocurra verla en las mañanas.

NO debería ser ilegal en tus labios. Y la pena por decirlo deberían ser mis besos.

No debería aparecer NO cuando te invito a estar conmigo aún con la voz cansada y el corazón latiendo con pesadumbre.

Debería ser pecado y estar vetado en los diez mandamientos. Justo después de haber aparecido del primero al décimo.

Debería estar prohibido cuando yo lo digo con miedo y tú tan sereno. Terminantemente prohibido cuando yo creo que no está bien decirlo y en tu voz suena tu normal.

NO debería ser una falta de ortografía. Su correcto uso gramático debería ser aplicable si y sólo si es para usarlo en frases tales como “No separarnos”, “No poder esperar para vernos”, “No soportar la ropa en nuestros cuerpos” y todas sus derivadas.

Yo no debería dudar del NO cuando tú lo dices tan seguro. No debería yo tardar segundos en decirlo y tú hacerlo tan rápido.



NO no es malo, sólo es jodidamente jodido. Y aparece en tu boca cuando menos lo necesito. Cuando con sus solas dos letras apuñala mi corazón más de lo que algún poeta maldito pudo haber escrito.






24 febrero 2018

No hay comentarios:

Publicar un comentario