miércoles, 16 de marzo de 2016

Diálogos Con La Ventana XIII



Hola, ventana ¿puedo quedarme aquí? Sí, sí, ya sé que siempre me has dejado sentarme contigo, pero ahora no me entiendes, ahora quiero quedarme aquí. Como lo has oído. ¿Podrías dejarme estar aquí por un largo, largo rato? Digamos… ¿Unos cuantos días? Está el silencio y está la madrugada ¡no me puedes decir que estamos mal acompañadas!

Quisiera cerrar esa pesada puerta del tiempo y volver a encerrarme a tu lado, y pintarte de rojo para que no nos vean. Así como lo hacíamos, así como cuando yo saltaba y tú sólo me veías y escuchábamos música casi todos los días. ¡Pero hay que tener cuidado con algunas canciones ahora! Hay algunas que ya tienen un significado, y escucharlas… Bueno, digamos que ya escuchamos suficientes suspiros por aquí.

Mi queridísima ventana, cómo no volver a ti que conservas una parte de mi pensamiento, como si desde una primera vez, totalmente inconsciente, hubiese decidido amarrar a ti la vida. Qué hago si no volver en días como estos en los que me acobardo de mi vida de todos los días, en los que salgo de mi casa y no sé qué hacer con todo lo cotidiano, en los que llego a mi otra casa y no sé cómo moverme allí y me abrumo al entrar a los cuartos en los que no tocaba la puerta, ya no quiero volver a entrar sin tocar la puerta. Me siento como puesta en un lugar que ya no es tan mío. Si querías una explicación, ahí la tienes, entonces respóndeme ¿sí me dejarás quedarme?

La vida ha dado vueltas, lo sé. Tal vez ninguna de las dos sabía que así iba a ser, pero aquí estoy y aquí estás. Sigues siendo domadora de sueños, guardadora de mil y una aflicciones, conocedora de mundos reales e imaginarios, colega de caminos estáticos, llena de sentimientos frustrados. Eres la sobreviviente de los embistes del tiempo. Y ahora necesito que me ayudes a sobrevivirme.

Dímelo, dime que soy sólo escandalosa pero que, de igual manera, tú me ayudarás a escapar dejándome quedar quieta aquí, y yo tal vez pueda prometerte que después habrá movimientos no coordinados, saltos estrepitosos y palabras de locos, de esas de bufones que sólo hablan locuras enmascarando verdades. Entiéndeme una vez más, aunque yo te dejo claro desde ya que no será la última vez que lo hagas… ¿Pero para eso estamos, no? Para estar locas, yo hablando con una ventana y tú hablando con una mujer que le es fiel a los recuerdos.

Sácame de mis días por unos días… Y por favor dime que sí antes de que se den cuenta de que estoy aquí.




17 marzo 2016. 1:38 am.

                                                                                                                                                         

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