martes, 15 de septiembre de 2015

Visitante Inesperado

Para Letras del Mañana


-¡Qué día doloroso! No hay nombre para lo que tengo, no sé qué es. Son ganas de gritar y llorar, como una punzada que sube desde la planta de los pies a la cabeza, llenando todo el cuerpo. Pero no sé cómo llamarlo.

Los pasos casi tengo que darlos más cortos, porque no soporto apoyar mis pies en la tierra que parece no quererme hoy, y desespero por flotar en vez de tocar el suelo. No quiero hacer nada si debo hacerlo con este dolor agudo, repentino y pasajero. Este dolor que no me deja en paz y que vuelve cada vez que creo que ya se va.

Me pongo de pie. Intento enfrentar de nuevo a la vida, pero ahí está, fuerte, esa sensación de no poder seguir que me derrumba y me hace correr más rápido la sangre. ¿Qué es lo que tengo? ¡¿Qué es lo que me está agotando el aliento, la tranquilidad, la vida del día de hoy?!.

Y no sé dónde está la solución. Esta extraña chispa que viene de adentro y borra la sonrisa de mi cara se vuelve más fuerte, más constante y es insoportable para mí, para mi cuerpo herido, mi corazón extrañado y mi mente desesperada. No sé qué hacer para seguir adelante y ahuyentar el dolor, así que tendré que retroceder mis pasos. Vuelvo a casa para descansar, sentarme a respirar y olvidar la profunda herida que no me deja tranquila.-

Dijo la mujer que al llegar a su casa y quitarse los zapatos, encontró dentro de uno de ellos un gancho de grapadora patas arriba.

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